Suéltame la mano


2025-10-05


Suéltame la mano. Tú lo que quiere es estar arreguindao de mí pa que te hale. Tú eres haragán, tú vas a ser haragán —le dijo la manicera a su nieto, y él se soltó, y ella se fue adelante con los cucuruchos en la otra mano, que sabe Dios en cuánto los tiene que vender y cuántas horas los estará sujetando, mientras de la otra mano se arreguinda el nieto, que sabe Dios cuánto se aburre, cuántas horas tendrá que acompañar a la manicera y cuánto de haragán hay en ese esfuerzo.

Yo, en tanto, me arreguindo a mis bolsillos, pellizco un pedazo de papel apenas, y no me alcanza para comprar, ni para regatear siquiera, un maní a la manicera que se aleja con su nieto.



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